sábado, 22 de agosto de 2009

OBJETIVIDAD CERO

La objetividad no existe. Esto es casi lo primero que me enseñaron cuando comencé las clases en la facultad de Periodismo. Sin embargo, también mis profesores me explicaron que debemos tender a ello, contrastar informaciones y elaborar la noticia de la forma más completa posible para no tratar de engañar a nadie. Supongo que como a mí, también se lo habrán explicado a otros compañeros de profesión, aunque parece que todos lo hemos olvidado. Las tendencias también son algo casi inevitable que cada día nos preocupa menos disimular. Abrir un diario u otro. Ver un informativo en una cadena o verlo en otra supone asimilar las informaciones de distintas maneras. Parece que los medios han olvidado su misión de comunicar, en favor de los intereses económicos, publicitarios o políticos de la empresa. Ya no se trata de hacer la información sencilla para la fácil comprensión del receptor, lector, oyente o espectador. Se trata de masticarla con mucha precisión aportando opinión, sesgando la información en beneficio de unos intereses también partidistas. Ni siquiera hay disimulo. Es cierto, que cada persona consume libremente la información del medio que prefiere o que se muestra más afín a sus principios y opiniones. Hablamos de libertad aunque también esto está condicionado. La TDT es una nueva muestra de la importancia del cuarto poder para la política. En el caso de las televisiones regionales, las licencias han sido concedidas por las Comunidades autónomas, lo que ya supone un condicionante para la ideología de la cadena. En el caso de Madrid no conozco empresa televisiva regional de TDT que no publicite (y esa es la palabra) las maravillas del Gobierno de Esperanza Aguirre en la región. Algo que, en mi opinión, no sería tan cuestionable si no fuese porque no hay oportunidad de crítica desde otros medios en similares circunstancias. El gobierno regional te da y el gobierno regional también te quita. La situación económica, el descenso de los ingresos por publicidad han incrementado además esta dependencia. La consecuencia: la desinformación de la audiencia que sólo recibe información sesgada. Un espectador que ya no piensa por sí mismo porque el medio le facilita la información y también el análisis. Lo mismo sucede con las televisiones nacionales, y más adelante volveremos a hacer referencia a estos temas con ejemplos menos abstractos. También cada vez es más habitual que algunas cadenas inicien sus noticiarios con editoriales similares a como se hacen en programas de radio. En ocasiones, porque ese es el origen de su editor. La opinión prima de nuevo. ¿Innovación o propaganda? No olvidemos que el informativo es un espacio ideado para comunicar la actualidad con informaciones contrastadas. Las valoraciones, los adjetivos, no deberían tener lugar aquí, ya que para ellos ya existen otros formatos de programa (entrevistas, debates, análisis…). A todo esto debemos sumar que los periodistas, como otros profesionales, nos debemos a nuestra empresa y nos vemos muchas veces atrapados por esa “línea editorial” que ni siquiera compartimos. Una línea que, en ocasiones, condiciona la calidad de nuestra información. Noticias que van firmadas con nuestro nombre y en las que aparece nuestra imagen. Aunque este ya es otro tema…

2 comentarios:

  1. Que pasa que sólo hay amiguismo en el PP?

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  2. No, en absoluto. Es cierto que sólo me he referido al Gobierno de la Comunidad de Madrid como ejemplo, pero creo que el caso es el mismo en toas las comunidades. Otro día dedicaré un análisis a cadenas nacionales, hoy casi todas de izquierdas, y que también pecan en exceso de valoraciones, como sugería al hablar del editorial al inicio de los informativos (Ej.Cuatro) Un saludo.

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